jueves, 8 de noviembre de 2007

Cöpula de fractales

Una hoja a la deriva
En la corriente de tus besos.
A tu pubis, de riscos
Y cantos de sirenas,
Son llamados náufragos
Mis dedos.
Me desmigajo sobre tu oleaje,
Sobre el ondularse salvaje
De tu cuerpo húmedo
Para alimentar los tiburones
Al acecho.
Cada pequeña oscuridad,
Pliegue, hondonada, hoquedad,
Conjurada y conjurando
Tormentas de filos y murmullos
Sobre la piel sedienta.

Y a veces llegas
Como hoy el otoño
Y son otras las hojas que se caen.

Sabrás...
Que mis articulaciones crujen,
Mis músculos se enredan,
Rechinan mis dientes
Y se abre paso
Tu cuerpo en mi cuerpo,
como un puñal, un bisturí,
que me abre en canal
Por la línea de mis sueños.
Y cae la copa
Y tras ella
En cámara lenta
Una lluvia de gotas
Sobre el mandala
De nosotros mismos.
Y somos la suma
El laberinto de olores,
Colores y sabores,
El eterno incompleto,
El ansia, la búsqueda frenética.
Y así como nací
Al reconocerme en tus brazos,
Así como no sé
En que momento muero,
Así me creo eterno
En tu infinito.

Y ocupa su lugar
El ultimo grano,
La mano se detiene,
Huele a lluvia,
Brilla a relámpagos sobre los cerros,
Sabe a semen en mis labios,
Los ojos observan complacidos,
El creador sonríe
Y baja la mano
Arando sobre el mándala,
Sobre la impermanencia
De nuestras arrogancias
Cabalgan victoriosos los gusanos.

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