Conversacion entre penumbras

- ¿ tenes miedo? Y la pregunta, que me surge casi sin pensarla, suena mas a afirmación que a pregunta.
- Si, me contesta después de un largo silencio.
En esos momentos hasta su respiración parece haberse detenido. Puedo imaginarme, descorriendo los jirones de oscuridad entre los dos, la perplejidad de sus ojos tristes.
- Perdóname..., me pide. Debes creer que soy un boludo.
Lo atraigo hacia mi, y lo aprieto fuertemente contra mi pecho. Mis manos se entrecruzan en su espalda. Mis labios buscan los suyos.
– no tengo nada que perdonarte, le susurro al oído. ¿De que tenes mas miedo? ¿de que te duela, o de que te guste?
– Que me duela...¡no, mentira!...que me guste. No se, de las dos cosas...creo.
Esbozo una sonrisa, suspiro, y unos: ay, ay, ay.., se escapan de mis labios.
– Che, no es por vos, por lo menos no solamente por vos. Es por vos, por mi, y por los tantos e incontables que creen ser los únicos bichos raros sobre la tierra. Que creen ser los únicos a los que les pasan esas cosas, que nadie va a poder comprenderlos nunca..., etc., etc. Yo no puedo asegurarte que vaya a gustarte o no. A algunos les gusta, por ejemplo a mi, a otros no, pero me parece que nunca vas a saberlo si no lo intentas. También creo que tu miedo tiene que ver sobre todo con cierta idea de irreversibilidad que tienen algunos hombres, como que es un paso definitivo después del cual no hay retorno. ¿Puede ser?
– Si, es como si me estuvieras leyendo los pensamientos. No se porque, pero nunca he podido tener este nivel de conversación con una mujer. Me parece que con ellas las conversaciones son siempre mas superficiales.
– La verdad es que eso si que no podría respondértelo, nunca he estado en la cama con una mujer. Ahora, que para llegar a este nivel de intimidad uno debe abrirse al otro, y a vos te cuesta bastante.
– Tengo muchas ganas de hacerlo, y al mismo tiempo tengo mucho miedo, es como un puño cerrado en el medio del pecho que me impide respirar...me gustas tanto. Me excitas, en serio te lo digo...
– ¿crees que si te penetro vas a ser definitivamente puto?
– Si.
– ¿sabes que estoy convencido que los dos involucrados en una relación homosexual, los son? No importa quien penetra a quien. Eso me suena mas a prejuicio y fantasía de los heteros, de que en la relación entre putos se reproduce fielmente la relación hombre- mujer, entonces el penetrador seguiría siendo el macho y, el penetrado seria la hembra, seria el único de los dos en ser realmente puto.
– Yo también pienso igual que vos, pero una cosa es pensarlo, creerlo, pensar que uno lo cree, racionalmente, otra es sentirlo y otra hacerlo.
– Es casi un hecho seguro, de que lo primero que le interesa a un paqui es quien se la pone a quien. Lo necesita para saber con quien puede establecer una relación de igualdad, y a quien puede considerar su subordinado, al igual que con una mujer
– Pude ser...
– Ahora, con respecto al dolor...así como queres hacerlo, desde ya que te va a doler, y te va a doler mucho. No puedo penetrarte sin dilatarte antes, y vos no queres que use ni la lengua ni los dedos.
– ¡no, eso no! ¡no me gusta!
– ¿qué no te gusta? ¿alguna vez te chuparon el culo?
– No, nunca.
– ¿y entonces?
– No, no quiero.
– Entonces déjame usar los dedos. La palma de mi mano esta apoyada justo donde termina su espalda. Mis dedos suben y bajan por todo lo largo de su columna. Deslizo, lentamente un dedo a lo largo de la línea que separa sus glúteos. Son tan suaves...
– No...no...no...perdóname, por favor perdóname. Te hago venir desde tan lejos, y después termino portándome como un pendejo.


A pesar de todo, su cuerpo no se separa del mío. Sus labios siguen buscando los míos. Su pelvis empuja contra la mía. Sus dientes busca la piel de mis hombros, mis orejas, mis pezones. Su mano esta firmemente cerrada sobre mi tronco, subiendo y bajando...nuestras respiraciones se agitan...
– ¡no, para un poquito! ¡todavía no!
– ¿estas por irte?
– Si, y todavía no quiero...
– Esta bien...¿estas pensando en el?
– Si.
– ¿hace cuanto tiempo que lo conoces?
– Once años, lo conocí cuando yo iba al ultimo año de la secundaria. Yo tenia 17 años.
– ¡y el?
– Y... ahora tiene 66 años, así que en ese momento tenia unos 55, mas o menos.
– ¿lo queres?
– Si.
– ¿te parece que lo estas traicionando al estar aquí conmigo?
– Si. No se como voy a mirarlo a los ojos.
– ¿el te quiere?
– Si. Siento que cada ida lo amo mas pero, es bastante raro, y al mismo tiempo me voy dando cuenta que me atrae menos a nivel físico. Al principio no era así, pero ahora lo veo como muy viejo ...me atraes mas vos que el, y sin embargo no puedo sacarme su imagen de la cabeza. No se con que cara voy a mirarlo a los ojos...
– Con la misma cara con que la miras a tu novia después de estar con el.
– ¡sos un hijo de puta!
– ¿alguna vez te enamoraste de una mujer?
– No.
– ¡y entonces para que te pones de novio?
– Es que para vos es mas fácil. Ya estas completamente definido. Yo todavía no. Todavía pienso que me gustaría casarme, tener hijos, formar una familia.
– A mi también me gustaría formar una familia, pero yo solo puedo imaginarme con otro hombre a mi lado. En cuanto a los hijos, nunca me lo he planteado seriamente, no creo poder ser un buen padre, no tengo la paciencia suficiente.
¿cómo te gustan las mujeres?
– Morochas, pelo negro, ojos claros, bien pulposas...¿sabes como quien? ¿cómo la Sarli?
– ¿cómo la Coca? ¿en serio?
– Si, las pajas que me habré hecho de pendejo viendo sus películas.
– ¿y los hombres?
– Gorditos , así como vos. Los flacos por mas atractivos que sean (para las otras personas, lo que la mayoría considera atractivo)no me excitan. ¿Lo ubicas a Goodman?
– Si.
– Bueno, ese es mi ideal. ¿Y a vos como te gustan?
– Entre los 18 y los 50 años, altos o bajos, flacos o gordos, peludos o lampiños, rubios, morenos o pelirrojos. Son bastante amplios mis gustos, digamos que mis elecciones se caracterizan mas por las cosas que no me gustan. No me gusta que sean afeminados, que usen el pelo largo, ni que tengan un físico excesivamente trabajado.
– ¿Pero no tenes un ideal?
– Si, creo que como todos , pero al final para lo único que sirve eso es para hacerse una buena paja. Uno se acuesta con hombres de carne y hueso, no con ideales. La vida no es como las películas pornográficas, es mucho mas divertida, y caótica, y complicada, y ni hablar si se llega a mezclar el amor, entonces es muy posible que te termines enamorando de un doberman dorado...pero si queres mi ideal, son los jugadores de rugby, y si queres algo mas especifico, Felipe Contepomi.
– ¿vos no te casarias ni siquiera para protejerte frente a la sociedad?
– No, eso es algo que decidí hace bastante tiempo, y los ejemplos que he ido conociendo después, no han hecho mas que confirmarme en mi decisión.
– ¿conoces gays casados con mujeres?
– Algunos, y la mayoría no la pasan muy bien que digamos. Viven aterrorizados de que alguien se lo pueda contar a sus familias, y mucho peor si tienen hijos. La única forma de satisfacer su deseos, es haciéndolo a escondidas, pagando por ello, y exponiéndose como mínimo al chantaje, sino es que a cosas peores.
Lo mas gracioso es que , en la mayoría de los casos, la mujer lo sabe. No se porque pero las mujeres son siempre las primeras en sospechar. Tu mejor amigo, tu hermano, tus compañeros de universidad o los de trabajo, podes engañar a todos los hombres que quieras, pero no a las mujeres.
– Tenes razón, mis novias siempre han sospechado, nunca me lo han dicho directamente, pero no hacia falta...¿ a vos no te da miedo que lo sepa tu familia?
– Mi familia lo sabe. Yo mismo se los fui diciendo. Mi mama fue la ultima a quien se lo dije, fue la que mas me costo, pero ya hace cuatro años que lo hice.
– Como me gustaría tener el mismo valor. A mi los que me importan son mis viejos...
– ¿crees que no te entenderían’
– son muy mayores. Mi papa tiene mas de 70. Tengo mucho miedo de hacerlo sufrir. No quiero que sufran...¿y en tu caso lo tomaron bien?
– Creo que todo lo bien que se puede tomar. Todavía no conozco ningún caso de un padre o una madre que hayan hecho una fiesta para celebrar el que su hijo le haya dicho que es puto.
– No, no creo...
– Lo primero que salta es el tema del SIDA. Entonces los tenes que convencer de que te cuidas, de que no sos ningún promiscuo, ni andas regalándote por ahí. Después tenes que explicarles que nadie te corrompió, ni te manosearon, ni te violaron cuando eras chico. Tenes que esquivar a aquellos que quieren regenerarte, y que creen que todo se debe a una mala experiencia con las mujeres. Y así vas tratando de demostrarles que sos el mismo de siempre, y no ningún monstruo extraterrestre o demonio sulfuroso que se ha apoderado de su hijo.
– ¿tenias miedo?
– Si, sobre todo con mi vieja. Si me demore tanto en decírselo fue por terror a sus lagrimas. No se que hubiera sido de mi si mi vieja se largaba a llorar.
¿sabes cual fue una de las cosas de la que mas me costo convencerla? De que podía ser feliz, de que mi condición sexual no significaba una condena a la infelicidad, y que si alguna vez no lo había podido ser no era por mi sino por la estupidez y los prejuicios de los demás(y de mi incapacidad para hacerles frente, por supuesto).
– ¿y ella sospechaba?
– Según ella, no. Fue una sorpresa para ella. En cambio mi hermana menor, si lo sospechaba. Me parece que muchas veces tiene que ver con no querer ver las cosas que son evidentes.
– Es que si yo te viera por la calle, y aun después de hablar horas con vos, sino lo supiera de antemano, no lo sospecharía. Me parecerías alguien completamente normal.
– ¡gracias a Dios que no lo soy! No hay nada mas mediocre que las personas normalizadas.
– Dale, vos sabes lo que quise decir...
– Claro que se....
– Yo siempre creí que los putos tenían que ser maricas , afeminados...
– Claro que se...te olvidas que de seguro nos enseñaron las mismas boludeces. Siempre creí que de no ser lo que somos. Seriamos iguales a quienes criticamos. Nos educaron igual. Nos han metido la misma cantidad de miedo, culpa, y mierda en la cabeza. Pero si queres sobrevivir tenes que encontrar tus propios valores, principios y creencias, no te sirven las de otros, y menos lo de esta sociedad tan retrograda en la que vivimos.
– No es fácil
– Nadie dijo que lo fuera...pasando a otro tema...¿a el se le para?
– Si, pero no como para lograr una penetración.
– ¿y vos te gustaría que el te penetrara?
– Si
– ¿se lo pediste alguna ves?
– El me pregunto una ves si me gustaría que el me hiciera algo en especial. Entonces se lo pedí...
– ¿y que te dijo?
– Que si yo quería podíamos probar con una protesis, pero que el prefería seguir teniendo la imagen de que yo era su macho.
– ¿y si el te penetraba ibas a dejar de ser un macho?
– Si
– Interesante idea. ¿Por las dudas, no te habrá dicho también que entendería si tenes la necesidad de acostarte con una mujer, pero que le dolería mucho si lo hicieses con otro hombre?
– Si
– ¿y todavía no sabes de donde te viene tanta culpa?
– No me marques
– No te estoy marcando, es apenas un chuponcito.
– Es que no quiero tener que andar dando ningún tipo de explicaciones.
– ¿nunca pensaste en irte a vivir con el?
– Si, el me lo pidió varias veces.
– ¿Y?
– En enero, cuando mis viejos se fueron al campo, estuvimos casi un mes viviendo juntos.
– ¿Y?
– Yo no me animo. ¿qué le digo a mis viejos?
– La verdad.
– No quiero hacerlos sufrir.
– ¿estas seguro que no hay otras razones?
– Si, hay...
– ¿cuáles?
– La principal, es su edad, la mía, la diferencia entre ambos. No tenemos un futuro. Todo lo que yo quiero hacer, el ya lo ha hecho, las metas, un proyecto de vida. No se cuantos años mas vaya el a vivir.
– Yo tengo 31. Vos 28. Supongamos que yo te amo, y que vos me amas, de la misma forma que me decís que lo amas a el. Y supongamos que el tema de tus viejos esta solucionado. Nos vamos a vivir juntos, y a la semana a mi me atropella un auto y me muero. ¿cuál es la diferencia? Yo tampoco se cuanto tiempo mas voy a vivir. Ni siquiera se, cuantos años mas vas a hacerlo vos.
– Si, pero eso seria una tragedia, algo aleatorio, pero en el es mas probable de que no viva, como mucho, 20 años mas. Aparte, si ahora empieza a no excitarme , a nivel sexual, esto solo se incrementara, y en 5 años por mucho que lo ame ni se me va a parar.
– Me parece que confundís amor con deseo, pero no importa. Lo que si importa es que tarde o temprano vas a tener que tomar una decisión. ¿no pensaste en dejarlo?
– El sufriría mucho.
– ¿y vos? ¿vos no estas sufriendo, ahora?
– Si, pero prefiero sufrir yo, en vez de que lo haga el.
– Me parece que deberías empezar a preocuparte un poquito mas por vos, y dejar de pensar tanto en los demás, y no te lo digo solo por el, sino también por tus viejos.
– ¿No te sentís solo a veces?
– Si, muchas veces me siento solo, pero no en este momento.
– Yo tampoco. Me gusta como me abrazas. Me gusta abrazarte, sentir como me acaricias, acariciarte, besarte, que me beses. Me fascinan tus labios.
– A mi, aparte de todo eso, me encanta tu sonrisa, deberías reírte mas a menudo. Toda tu cara y tus ojos se iluminan cuando sonreís.
– ¡versero!
– Si, y soy muy bueno. ¿no te parece?
– ¿ que sentiste cuando se lo dijiste a tu mama?
– ¿después? Paz, una tranquilidad infinita. ¿Viste esas rara sensación de culpa, vergüenza y angustia, cada vez que te preguntan cuando te vas a casar o cuando tu mama quiere saber cuando va a ser abuela? Bueno, desaparece para siempre. No hay mas necesidad de mentir, ni de inventarse coartadas como si uno fuera un criminal.
– ¿crees que debería decírselos?
– No, a menos que este totalmente seguro, y que estés dispuesto a aceptar el rechazo. No porque a mi me haya ido bien puedo cerrar los ojos y negar que existen padres que simplemente no lo aceptan. Padres que les dicen a sus hijos que no quieren verlos mas, que a partir de ese momento se han muerto, y otras bellezas por el estilo. Yo que vos, si estuviera seguro, empezaría primero con los amigos, con esos 2 o a lo sumo 3, que son los que verdaderamente importan. Necesitas con quien poder hablar, necesitas confiar en alguien, no podes seguir guardándote todas esas cosas tan adentro tuyo...
– ¡bésame!


Su respiración empieza a agitarse cada vez mas, al igual que lo debe estar haciendo la mía. Solo que no soy demasiado consciente de ello. Mi sexo se desliza frenéticamente entre sus nalgas, pero sin llegar, sin intentar siquiera penetrarlo. Así, de costado, como nos encontramos puedo con una mano acariciar su pecho, y con la otra seguir pajeandolo, mientras intento atraerlo, con ambas, mas hacia mi. Espero escuchar su negativa en cualquier momento, el pedido para que me detenga, su deseo para posponer el orgasmo. Pero no me llegan su palabras, solo gruñidos y jadeos. Acelero cada vez mas mis arremetidas, siento mi orgasmo llegando desde atrás de mis bolas, estas contrayéndose, mi músculos que se tensan, creo que si no estuviéramos tan mojados por nuestras transpiraciones, la fricción de nuestros cuerpos harían surgir pequeñas chispas. Trata de retrasar lo inevitable, prolongar esta sensación, pero cuando siento su esperma mojándome la mano me abandono por completo, mi cuerpo tiembla, quedo en blanco, desaparezco.

Apenas han pasado unos minutos de la medianoche cuanto termina de vestirse. Hace 5 horas que entramos a esta habitación, y dos horas mas desde que estuvimos frente a frente por primera vez.
– Llámame mañana, y avísame a que hora te vas. Así si puedo voy a despedirte.
– Bueno, y acordate, trata de pensar un poco mas en vos...
– Si, dame el ultimo beso...