sábado, 22 de diciembre de 2007

Pareceres


Si hasta pareciera
Que esta cama tiene velas
Desplegadas al tiempo y a la noche,
Alas de telas y de sueños,
Que me permiten surcar
El espacio entre los dos.


Vengo cruzando entre los eucaliptos cuando las nubes, que han estado todo el día tapando el sol, se deciden a cumplir promesas y amenazas. El primer impulso es salir corriendo para evitar mojarme, la acción, el gesto, se quedan detenidos en pensamiento. Empiezan a caer sobre mi las primeras gotas, al principio tímidamente, como pidiendo permiso, como cuando espero tus besos, como cuando te digo que te amo. Todavía, a pesar de que la lluvia gana a cada momento en intensidad, hay una parte mía que se resiste, que quiere salir corriendo, que todavía confía en escapar indemne. Me gustaría tenerte a mi lado, caminando los dos tomados de la mano, mansamente bajo esta lluvia mansa.
Un ligero vapor empieza a desprenderse de la tierra, todo parece como suspendido, brillan las piedras del camino; contra el cerro unas nubes bajas, arremolinadas contra su base, casi fosforescentes. Y sigo mojándome, el agua helado corre libremente por mi piel, desearía poder caminar desnudo, que estas gotas fueran tus labios húmedos haciendo surgir ampollas de deseos sobre mi piel. Un escalofrío, como una anticipación del orgasmo, recorre todo mi ser.


Si hasta pareciera
Que puedo tocar ese quejido
Que escapa de entre tus labios
Cuando se abre camino
Tu cuerpo en el mío.
Y ahora puedo escuchar un ejercito de gotas
Arremetiendo contra las chapas del techo,
Y cierro los ojos
Y desaparezco.


Si hasta pareciera
Que esta cama tiene velas
Desplegadas al fuego y a la lluvia
Alas de recuerdos y deseos,
De sangres y sudores
Que me permiten surcar
La distancia entre los dos.

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